Hace solo unos dias Oriol Junqueras, presidente de ERC,  actuó en un mini foro europeo de la forma más burda y ridícula que puede actuar cualquier político de tres al cuarto, que es lo que nos abunda y rodea por doquier.

En esa conferencia fué capaz de amenazar con paralizar Cataluña durante una semana con el paro de más de dos millones de personas si no se doblegaba el estado Español a sus exigencias de convocar un referendum.

Yo como ciudadano catalán y catalán de sentimiento, aunque no comulgue con su ideario político ni lo haya votado, siento verguenza de como se convierte, con el paso del tiempo, en un manipulador y tortizero político que se olvida de ser servidor de sus votantes para descubrir lo que que tan dolorosamente nos pasa en este país, y que no es otra cosa, que se invierten los papeles y en vez de ser los políticos los que se ponen al servicio de los ciudadanos, son ellos los que pretenden utilizar a los ciudadanos a su servicio o a sus causas más intimas.

Esto responde a una interpretación bastante común entre aquella gente que juega con el poder y en vez de revertirlo en el bien común de todos, lo utilizan en activos para su persona.

No deja de ser, pues, Oriol un político que sigue la estela de aquellos "politicos estrella" que no dejan de sentirse el ombligo del mundo y rechazan insistentemente oir el murmullo de fuera, para solo hablar y esperar que sumisamente la gente le escuche y le siga con fe ciega como si de Dios se tratara.

No es esta una crítica hecha desde mi sentimiento de catalán-español preocupado por los verdaderos problemas que nos acucian y no de ir moviendo fronteras de un sitio para otro.

Siento verdadera preocupación por ser gobernado de forma honesta por un político que tenga la poltrona en cualquier lugar, pero siempre con la condición de que actúe en beneficio del bien común y no que, como en esta ocasión, el único bien común sea el del político de marras que pierde el norte y se convierte en el más guapo, alto y rubio de todos.