He vivido hace muy pocos días unas circunstancias particulares que me han hecho pensar sobre como aquellas personas que, por un motivo u otro, están al frente de un grupo, tienen la obligación de ser conscientes de lo relevante e importante que es aquello que hacen, dicen o insinúan. Es igual que sea una empresa, una asociación excursionista o un equipo deportivo; quien dirige tiene dos opciones, dirige o lidera. Este es el gradiente.

Sin lugar a dudas y sin necesidad de recurrir a la etimología, sino al conocimiento popular y al sentido común, es mejor ejercer de líder que quedarse en soldado raso que es tanto como dirigir, o como se decía antes, mandar.

Todo esto suena a snob, pero hay diferencias, matices, que distinguen unos de otros y que llevan esta reflexión al terreno de lo cotidiano y de lo terrenal, yo diría que al sentido común.

Por ejemplo:

• quien dirige o manda administra, el líder innova; 
• quien dirige o manda mantiene, el líder desarrolla;
• quien dirige o manda acepta la realidad, el líder la investiga;
• quien dirige o manda se focaliza en sistemas y estructuras, el líder en las personas.(Las cuida, las mima y las potencia);
• quien dirige o manda depende del control, el líder inspira confianza;
• quien dirige o manda pregunta cómo y cuándo, el líder qué y por qué;
• quien dirige o manda hace correctamente las cosas, el líder hace las cosas correctas;
• quien dirige o manda imputa, el líder comparte la culpa;
• quien dirige o manda dicta a sus subordinados y claudica ante sus superiores, el líder defiende sus propias ideas y lo entienden arriba y abajo en el escalafón, para eso tiene madera de líder.
• quien dirige o manda se tiene a si mismo porque no sabe las reglas matemáticas, el líder básicamente suma y multiplica para sacar el máximo resultado.

Se necesita pues en los puestos de responsabilidad gente que sea madura o/y que sea capaz de madurar.

Se necesita más humildad y menos soberbia.

Se necesita dejar de ser soldado raso para aspirar a capitán sin dejar de ser peón.

Se necesita gente que sea capaz de sofocar incendios y no de provocarlos.

Inculcar competencia no implica abandonar la civilización, al igual que aumentar el respeto no disminuye la competitividad.

Ojo no huyamos de los problemas, afrontémoslos.

Dejemos al líder ser líder solo si es capaz de serlo, sino hagámosle saber que no lo es y digámosle lo que pensamos. Nunca es tarde