Alguien me puede explicar por qué el señor Juan Rosell, presidente de la patronal CEOE, expone como solución al paro el despido con 20 días de indemnización. Donde está la relación entre la población activa y el coste del despido.

Me suena a cuando hace tiempo la mujer estaba supeditada a su marido y por lo tanto el "cabeza de familia" podría practicamente hacer lo que le diera la gana. Se me ocurre decir una bestieza al hilo de las declaraciones del señor Rosell, igual bajaba la violencia de género, porque claro la mujer empezaría a formar parte del mobiliario de la casa y su opinión sería tan respetada como la de la mascota. Creo que los argumentos para bajar la violencia doméstica son de tanto o más peso que la del susodicho presidente de la CEOE.

Lo curioso es que no oigo comentarios sobre lo absurdo de semejante cuestión, o mejor dicho de lo mal intencionado de un comentario que nos retrae unos decenios de años. Me da verguenza que  en los tiempos que corren y en un país que durante los últimos años y que ha sido valorado por nuestros políticos como ejemplo de país avanzado y ejemplarizante, se este planteando acercarse a los modelos Chinos, donde los sueldos del 95% de la población apenas sobrepasan el sueldo de subsistencia y donde además los derechos sociales son medievales y están violando constantemente el límite, cuando no los sobrepasan, de la dignidad de sus habitantes. Espero que este afán por ser un país tan competitivo no se le ocurra a algún dirigente implantar además la pena de muerte como en China. Aunque esto podría servir de escarnio para los que en este momento estén planteando cambios de modelo y socialización de la política. Esto que está escrito irónicamente en el fondo no lo es.

Cuando entró el señor Rosell a la cúpula de la CEOE se hablaba en los círculos, neoliberales seguramente, que este señor iba a ser un detonante de las innovadoras ideas de quien ya no tenía que ver con la antiquísima escuela, resultando ser un burdo y simplote elemento que propone las burradas más inverosímiles y facilonas del mundo. Yo pensé que iba a ser uno de esos cocos que cambiaría el mundo y deja claro cada vez que abre la boca que parece un espectro que se ha ubicado en un nuevo cuerpo, pero con las ideas retógradas de los colonos y explotadores de hace tres siglos.

Estos son los que quieren cambiar el mundo.

Recuerdo aquella frase (más o menos) que dice:

"somos lo que hacemos para cambiar lo que somos".

Venga vamos a vivir de esa manera, porque lo que es el Rosell más bien va para atrás como los cangrejos.

De estupideces ya escucho muchas y esta es una más.